En las Américas y alrededor del mundo, las personas se asocian para enfrentar colectivamente problemas compartidos. El derecho fundamental de la libertad de asociación, consagrado en varios instrumentos internacionales de derechos humanos como la Convención Americana de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, requiere que los Estados respeten y promuevan el pleno gozo del derecho de las personas a colaborar en asociaciones y otras formas legales de organizaciones de sociedad civil (OSC). Estos instrumentos legales establecen justificaciones muy limitadas, interpretadas estrictamente, para que un Estado pueda legítimamente restringir la libertad de asociación: las restricciones deben ser previstas por ley y necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública, o del orden público, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás. Sin embargo, en países de América Latina de diferentes orientaciones ideológicas y características demográficas y económicas, el entorno legal en que operan las OSC limita el ejercicio de la libertad de asociación por motivos que no conforman con este estándar, o no la promueve de manera transparente. Continuar leyendo…
Entre el mundo de la ideas, las acciones políticas y el compromiso social. Ayotzinapa: Caminos frente a una realidad social en crisis.
Para Rodolfo Stavenhagen, por su calidez humana y generosidad intelectual.
Escribimos porque México y su gente merecen mucho más: un verdadero estado de derecho, justicia. Ningún gobierno puede permitirse realizar ni que se realicen actos de barbarie como los acontecidos en Ayotzinapa.Carta Abierta de Académicos desde el Extranjero. #AyotzinapaSomosTodos
El intelectual, en primer lugar, tiene que entender y ayudar a entender lo que está pasando. Sobre todo, con una visión integral y con una responsabilidad hacia la sociedadRodolfo Stavenhagen
Dos acontecimientos contradictorios fueron fuente de inspiración de este texto. El primero, un hecho público lamentabilísimo que muestra la descomposición social y, sobre todo, política del México de hoy: la desaparición de 43 estudiantes y el asesinato de seis personas, tres de ellos también estudiantes, de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa (en Iguala, Guerrero), el pasado 26 de septiembre. El segundo, un evento privado que contrasta con el anterior por su carácter gratificante y esperanzador. Me refiero a la entrevista que realicé con un intelectual mexicano que ha dejado huella en el desarrollo de las ciencias sociales en México y América Latina, a quien le dedico esta reflexión como muestra de agradecimiento: porque sus palabras aparecieron como un oasis en un desierto; como una luz en un camino lleno de incertidumbre. (Cabe mencionar que esta entrevista es el insumo de un proyecto colectivo entre el Instituto de Estudios Peruanos, la University of Southern California y la Universidad de Chile; con el que se busca trazar el desarrollo del pensamiento político latinoamericano a través de la trayectoria profesional de doce de sus fundadores.)
Ambos hechos, en una conjugación de indignación e impotencia, por un lado; y de búsqueda de soluciones, por el otro, fueron fuente de inspiración para la reflexión que a continuación comparto con ustedes. Continuar leyendo…